Compañero JULIAN HURTADO: Sigues en nuestra memoria, sigues presente en nuestras luchas
Aproximadamente a la media noche, estando a una cuadra de su casa, dos hombres bajaron de un taxi y le propinaron un disparo en la cabeza, dejándolo en estado de coma hasta la madrugada del día siguiente cuando su cuerpo no pudo resistir más. La marcha nacional se llevó a cabo pero el vacío de su ausencia no pudo olvidarse durante el rumbo de la protesta.
Julián Hurtado, más conocido entre sus amigos como Juliancho, hace cuatro años era Representante de los Estudiantes ante el Consejo Académico de la Universidad del Valle; pocos meses le faltaban para acceder a su título en Atención Prehospitalaria; poco tiempo le faltaba para comenzar a laborar, conformar su propia familia y empezar una maestría en la Universidad del Quindío. Sus sueños no pudieron ser; ya se han cumplido cuatro años desde que sus alas fueron cortadas violentamente y su caso sigue aun en la impunidad.
El compañero llevaba mucho tiempo recibiendo amenazas de las Águilas Negras, por lo cual es factible que ellos sean los responsables de esta gran pérdida. Pocos meses después de su asesinato, las mismas Águilas Negras enviaron otra serie de amenazas contra otros líderes y representantes universitarios, en la cual les recordaban que ya habían puesto "moscas en la boca" de Julián y que ellos correrían con la misma suerte si no se desplazaban; una razón más para atribuirles este crimen contra un hijo del pueblo.
No había transcurrido un mes de este cruento asesinato y al Representante en la Universidad del Amazonas le hicieron un atentado, del cual logró salir ileso, por lo que tuvo que abandonar su tierra para proteger su vida y la de su familia. Todos los representantes estudiantiles nacionales de aquella época tuvieron que sufrir en carne propia la zozobra de la inseguridad, la persecución, el hostigamiento, las amenazas y agresiones del paramilitarismo y el terrorismo de Estado.
Un año después de su asesinato, la Universidad le otorgó un Grado Póstumo y posteriormente le concedió una de las reivindicaciones locales por las que había luchado: Unificar las sedes de la Universidad del Valle, de modo tal que dejaran de ser universidades satélites y que independientemente de la ciudad del Departamento del Valle en la que se encuentren, los estudiantes tuvieran los mismos derechos, el mismo Reglamento y los mismos programas de Bienestar Universitario.
Juliancho engrosa hoy la lista de valerosos estudiantes caídos, cuyos únicos delitos fueron pensar y opinar diferente y, actuar en consecuencia con ello.
Los compañeros de Univalle Activa expresaron: "Porque el color de la sangre jamás se olvida" y tienen la razón.
¡NI UN GRADO PÓSTUMO MÁS! ¡No nos asesinen!
¡Pensar diferente no es un delito, es un derecho constitucional!
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