POR EL REINTEGRO INMEDIATO DE LOS LÍDERES EXPULSADOS

25 de Julio de 2009

¡ES JUSTO REBELARSE!

Con la frente en alto y con mayor espíritu de lucha, recibimos la noticia de la expulsión de cinco estudiantes por parte de las directivas de la UTP. El fallo nos causa indignación, pero no sorpresa. Sabemos que los opresores y reaccionarios siempre han respondido con la violencia y el terror contra los luchadores del pueblo. Nuestros compañeros han sido injustamente castigados por defender el derecho que tiene el pueblo a educarse, el derecho de entrar a una universidad pública, la aúnica donde pueden estudiar realmente los hijos del pueblo.

Hace ya casi 30 años, las clases dominantes han intentado autofinanciar la UTP o privatizarla de manera disimulada, con el fin de abrirle campo a los capitalistas en la educación superior. La gradual elevación de matrículas, el desmonte del bienestar universitario (restaurante, servicios médicos, subsidios estudiantiles, etc.), la implementación de "carreras especiales" o de Institutos como el ILEX a elevados costos, de instituciones privadas como Alma Mater para hacer negocios, investigación y consultorías privadas, la aertura de costosos posgrados, la extensa planta de profesores por contrato, la tercerización de servicios de vigilancia y cafeterías, todo esto ha venido elitizando y privatizando a la UTP, restringiendo más y más el acceso de los hijos del pueblo a la universidad pública.

Durante la última década, ha sido el rector Luis Enrique Arango, una marioneta dl gobierno Uribe en la educación superior, el encargado de implementar esta política con especial agresividad y desvergüenza. Ha labrado su carrera administrativa subastando la universidad al mejor postor y vendiéndola en sus oscuros negocios y convenios a los capitalistas nacionales y extranjeros, especialmente a los neocapitalistas chinos. Al igual que su superior, el ilustre comandante paramilitar Uribe Vélez, no ha dudado en utilizar "todas las formas de lucha" para reprimir al movimiento estudiantil autorizando el ingreso del ESMAD, militarizando la universidad en dos ocasiones, amenazando y persiguiendo al movimiento y sus líderes, utilizando panfletos de grupos de derecha fascista para frenar la justa rebeldía de los estudiantes (así se lave las manos diciendo que "desconoce" el origen de tales panfletos).
Ahora castiga a líderes destacados del movimiento, algo que no se veía desde 1982 cuando fueron expulsados 22 activistas estudiantiles. Hoy como ayer, no son más que bufones, payasos y sirvientes del capital y el imperialismo.

Este proceso de expulsión viola los más elementales principios del derecho. Las directivas actúan como juez y parte, acusando y condenando al mismo tiempo. El derecho de apelación solo puede hacerse ante la universidad (es decir, los mismos verdugos). La misma sentencia admite que no pudieron probar la culpabilidad de los estudiantes. Entonces, ¿Por qué los expulsan? Palabras más palabras menos, la sentencia dice que se evidenció la participación de los inculpados dentro del movimiento estudiantil, inclusive en calidad de dirigentes o activistas reconocidos. ¿Acaso en Colombia es un crimen la organización y la protesta? ¿Dónde queda la famosísima libertad de opinión, movilización y huelga? Pues resulta que el régimen no tolera ninguna oposición, ni siquiera legal. Todo aquel que se oponga a sus planes, es acusado de "terrorista" y debe pagar: con la expulsión (en nuestro caso), la cárcel o la vida (en otros casos más complejos). Es el llamado "delito de opinión" o de protesta, una marca distintiva de todos los regímenes fascistas como la Alemania Nazi o las dictaduras suramericanas.

Este era el final esperado en el teatro de la legalidad burguesa: una comedia con muchos derechos pero con el mismo final trágico de muertos, desaparecidos, desplazados y encarcelados. ¿Acaso el Estado ha sido alguna vez neutral? ¿Acaso no representa la alianza de intereses de los grandes burgueses, el imperialismo, los terratenientes, con la mafia narcotraficante, los paramilitares? ¿No está claro como la luz del día que el régimen de Uribe representa todo esto? ¿Cómo confiar en la justicia de un Estado que exonera a los paramilitares, a los generales criminales de guerra culpables de falsos positivos, a los políticos corruptos, al tiempo que desplaza a 4 millones de campesinos, que tiene pudriéndose en las cárceles a decenas de miles de inocentes? La justicia y la legalidad del señor rector e s la misma que no dice nada de que en Colombia se estén muriendo HOY niños de hambre. En esos casos no hay responsables para judicializar.

Sin embargo y a pesar de que el movimiento estudiantil sea "el responsable de los actos violentos del 9 y 10 de octubre" no existe ningún proceso contra el ESMAD que también estuvo esos días por los alrededores de la universidad y fue responsable de múltiples atropellos a los estudiantes y destrozos dentro del campus; ni hay ninguna investigación satisfactoria por las amenazas y los continuos panfletos de las Águilas Negras que aparecieron y reaparecen con el silencio cómplice de la Universidad y del gobierno local. Basta con recordar las palabras del secretario de gobierno de Risaralda Germán Darío Saldarriaga cuando afirma que las amenazas son "shows" mediáticos de los propios amenazados. La justicia, la ley y las supuestas garantías constitucionales son una máquina, una compleja y enorme red de funcionarios, procedimientos, oficinas y leyes que en últimas cumplen la función de mantener al sistema dominante, castigando a todo aquel que ose levantarse en su contra. ¿Podemos quedarnos callados ante tantas injusticias? ¿Podemos aceptar que nos digan que los asesinos son héroes? ¿Que nos persiguen por nuestra propia seguridad? ¿Que se burlen y rían en nuestra propia cara?

Los cinco estudiantes expulsados son una cara más de la Colombia de hoy. Una Colombia que da vergüenza, que se ha hecho insoportable y ha tocado el fondo de las atrocidades. No son cinco "desadaptados" como quieren hacer ver algunos, ni cinco "terroristas" o "vagos" que no quieren dejar estudiar a la mayoría. Son la garantía de un futuro distinto ara la nación y para su pueblo, junto con otros tantos miles de luchadores populares indígenas, campesions, corteros de caña, obreros, mujeres, intelectuales hosestos, que están poniéndole el pecho al huracán fascista en nuestro país. Son el contrapeso a esos políticos, empresarios, periodistas y generales que huelen a motosierra. Muchachos del pueblo como nosotros, con sus sueños y esperanzas, que se atrevieron a levantar su voz y a luchar en uno de los momentos más oscuros de la historia del país. Cinco jóvenes que no vendieron su conciencia al academicismo, a la rumba o a la plata fácil. En cierta medida estaban luchando por todos y por eso los expulsaron. Para borrar toda resistencia. Para castigar a todo el movimiento dejándolo sin liderazgo. ¿Vamos a dejarlos solos ahora? ¿Vamos a seguir como si nada hubiera pasado ocupados en "nuestros asuntos"?

El movimiento debe responder luchando. La negociación o la indiferencia no caben en este momento. La lucha es la respuesta digna ante la administración. No podemos darnos el lujo de sacrificar a nuestros líderes si queremos vivir con dignidad, si queremos resistir o ganar. Podemos vivir sin muchas cosas, pero no podemos vivir sin dignidad. Que los recovecos, las oficinas y las cavernas de la administración escuchen otra vez el sonido de los pupitres y las consignas. Que les aterre la música de nuestra rebeldía en sus oídos. El 9 yel 10 de octubre de 2008 la administración recogió la indiferencia y el odio que ha sembrado por más de una década entre los estudiantes, los pacientes y civilizados estudiantes que tuvieron que hablar duro para que almenos los escucharan. Y hoy nuevamente los señores de la administración se aprestan a sembrar odios e injusticias. Hagámosles recoger su amarga cosecha.

ESTUDIANTES ANTIIMPERIALISTAS