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Comunicado del PST

Los trabajadores y los pobres
no tenemos candidato: Vote en blanco


La disputa por la sucesión presidencial ha llevado hacia la polarización entre quienes prometen dar continuidad fiel al régimen autoritario y corrupto de la Seguridad Democrática, encabezados por Juan Manuel Santos, y los que pugnan por un cambio al que llaman “Legalidad Democrática”, alineándose tras Antanas Mockus y el emergente Partido Verde. El derrumbe de Noemí Sanín y el estancamiento de Rafael Pardo y Gustavo Petro en las encuestas han contribuido a esta polarización.

En el fondo, esta nueva situación refleja el desgaste del gobierno de Uribe, responsable de la grave crisis económica y social que afecta a millones de trabajadores y a amplios sectores de la clase media. Un gobierno promotor de los “falsos positivos”, las “chuzadas” del DAS, la presión a las Cortes, la corrupción de Agro Ingreso Seguro y los negocios de los hijos del presidente, la persecución a la oposición, la impunidad de los paramilitares y la entrega del país al saqueo de las transnacionales. Millones de potenciales electores hoy ven la posibilidad de enterrar al gobierno de Uribe en el fondo de las urnas, depositando su confianza en las promesas de Mockus. Pero esto no es más que un nuevo espejismo.

A pesar de lo confuso de su lenguaje, Mockus ha sido muy claro al afirmar que “construirá sobre lo construido”, en otras palabras, dará continuidad a los planes de Uribe, sólo que respetando la legalidad formal. Continuará la persecución contra las Farc y el fortalecimiento del aparato represivo del Estado, será “prudente” con el gobierno de Chávez y respetará los tratados internacionales, como la entrega de bases militares al ejército yanqui, o los leoninos Tratados de Libre Comercio con Europa y EE.UU. A los trabajadores les anunció que no modificará la contrarreforma laboral impuesta por Uribe ni los nuevos impuestos, y a los campesinos desplazados por la violencia paramilitar les prometió planes de adaptación a la miseria urbana, capacitándolos como reserva para la sobreexplotación fabril y comercial. En polémica pública con Uribe mostró sus credenciales en materia de seguridad, al señalar que los primeros batallones de alta montaña en Sumapaz fueron creados bajo su administración. La población pobre, los vendedores ambulantes y los jóvenes bogotanos también conocen la eficacia homicida del ESMAD, fortalecido por el alcalde Mockus, represor implacable de la protesta popular.

Si bien para muchos trabajadores, pobres y jóvenes son claros los intereses que representa Santos, no ocurre lo mismo con Mockus. Es probable que muchos expresen su oposición al gobierno de Uribe y sus ilusiones de cambio votando por los verdes, ante la frustración provocada por las políticas aplicadas por el Polo desde los gobiernos locales y las declaraciones de Petro a favor de la Seguridad Democrática. No obstante eso, los socialistas revolucionarios tenemos la obligación de no fomentar vanas ilusiones y tratar de preservar la independencia política de la clase trabajadora, preparando la lucha contra quienes no dudamos en señalar como “uribistas con rostro humano”: Mockus, Fajardo, Peñalosa y Garzón. Por esta razón insistiremos que en estas elecciones la mejor alternativa con la que contamos para proclamar nuestra decisión de enfrentar los planes de Uribe y sus sucesores es el voto en blanco, como voto de protesta y de exigencia de medidas radicales para enfrentar los problemas más graves que nos afectan.

Y a la alta dirección de las centrales sindicales, los sindicatos nacionales y las organizaciones juveniles y populares, copada por el partido Liberal y el Polo, debemos emplazarla a que presente un plan de acción contra las medidas antipopulares impuestas por Uribe y apoyadas por sus sucesores, plan que incluya la convocatoria de un Paro Nacional para exigir soluciones efectivas para los problemas de las mayorías: trabajo para todos con estabilidad laboral y salarios adecuados; acceso general a la salud y la educación a cargo del Estado; vivienda para los destechados; tierra para los desplazados; verdad, justicia y reparación para las víctimas de paramilitares y terratenientes y castigo a los responsables del genocidio; ruptura de todos los pactos políticos, económicos y militares con el imperialismo. Puesto que ninguno de los candidatos y partidos se compromete con este programa, ni con la movilización de masas para conquistarlo, ninguno merece nuestro voto.

Bogotá, mayo 10 de 2010


TOMADO DE:

Periódico El Socialista
Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia

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