Murió Mario Benedetti, uno de los grandes relatores de la vida y de su placer más sensato, el amor
"El escritor uruguayo, de 88 años, venía sufriendo quebrantos de salud y estaba en su domicilio de la capital uruguaya al momento de morir. Hace once días había sido dado de alta del hospital.
Estuvo hospitalizado durante 12 días en una clínica de Montevideo (Uruguay), descansaba en su domicilio en esa ciudad en el momento de su muerte, según informaron ayer sus familiares.
Autor de decenas de libros de poemas, prosa, cuentos, novelas y ensayos, así como de teatro, Benedetti ha recibido innumerables reconocimientos, entre ellos el Premio Internacional Menéndez Pelayo en 2005, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1999 y el Premio Iberoamericano José Martí en 2001.
Pero más allá de los premios, Benedetti se estableció como un ícono para los enamorados. Sus poemas cortos circulan masivamente aún hoy, incluso entre quienes no tienen cercanía con la lectura pero buscan en sus combinaciones de palabras la fórmula perfecta de la conquista.
"Él siempre dijo que se sentía más poeta que otra cosa", señaló la biógrafa del escritor, Hortensia Campanella, cuando presentó hace unos meses el libro Mario Benedetti. Un mito discretísimo, con el que trazó la trayectoria de uno de los mitos de la literatura hispanoamericana del siglo XX y quizá la conciencia poética de todo un continente.
Descendiente de inmigrantes italianos, Benedetti fue uno de los más destacados autores de la llamada Generación del 45, movimiento literario uruguayo.
Si bien no se destacó en su juventud como un buen estudiante, comenzó a labrar su camino en la escritura a través del periodismo, en el equipo de redacción del semanario Marcha, al que llegó en 1945, cuando tenía 25 años.
Luego se involucró en el consejo de redacción de la revista literaria Número -la uruguaya-, en 1949. Por aquella época, también demostró su activismo político, al participar en el movimiento contra el Tratado Militar con Estados Unidos.
Otros medios desde los que defendió la estética de la palabra fueron el diario La Mañana -a través de la página literaria 'Al pie de las letras'- y La Tribuna Popular.
La partida del escritor es el segundo golpe que recibe en los corrido del año la literatura uruguaya, tras el fallecimiento de la poetisa Idea Vilariño. Ambos, amigos personales, encabezaron por décadas la producción poética en ese país.
En los años sesenta comenzó su proyección internacional, al fundar el Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas.Desde el pasado 28 de abril, cuando se conoció la noticia de su estado de salud, unieron esfuerzos la Biblioteca Nacional de España y la Fundación del Instituto de Cultura del Sur (de ese país), además de diferentes centros culturales de Uruguay, para rendirle un tributo denominado 'Ven a ser Benedetti', en el que autores y expertos han leído sus textos a todos los visitantes.
Poesía y música
Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Pedro Guerra, Rosa León, Juan Diego o Nacha Guevara son solo algunos de los cantautores que han puesto música a los versos de Benedetti.
La poesía, decía Benedetti, es "un altillo de almas", un "tragaluz para la utopía" y "un drenaje de la vida/ que enseña a no temer a la muerte".
Fue también el martillo que le permitió forjar una carrera literaria compaginada con las profesiones más diversas: currante en un taller de automóviles, taquígrafo, cajero, vendedor, contable, funcionario público, traductor y periodista, antes de dedicarse a lo que más quería.
"Cuando tengo una preocupación, un dolor o un amor tengo la suerte de poder transformarlo en poesía", afirmaba.
Títulos como aquel primerizo "La víspera indeleble", sus "Poemas de la oficina", el oriental y tan uruguayo "Rincón de Haikus", los grandiosos tres "Inventarios" o las "Canciones del que no canta" se vieron coronados el año pasado con su último poemario, "Testigo de uno mismo".
Este libro vino a ser "un poco el resumen de una carrera poética extraordinaria", con todos los grandes temas de la poesía universal desbordando sus páginas, como dijo la novelista Sylvia Lago.
Además, en esta obra presentía ya el final de sus días, sin tapujos, a la vez que insistía en la soledad sin su amada Luz y con un mundo reducido: "Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor se lo llevó la muerte/ y no sé para quién seguir viviendo".
La poesía dejó también mucho espacio para la prosa en la obra de Benedetti y así su principal novela, "La tregua", es uno de los faros de la literatura del continente, con más de 140 ediciones en 20 idiomas desde su publicación en 1960.
También dedicó tiempo a los cuentos, en los que "cada palabra tiene valor por sí misma" y, sobre todo, "tienen que ver con los sentimientos", como explicó en 1998 en un Taller de Literatura de la Casa de América de Madrid.
El cuento "es el género más gratificante, tanto para el autor como para el lector", pues "desde tiempo inmemorial a las personas les gusta que les cuentes cosas, y a algunos nos gusta contarlas", decía el autor de "Geografía", "La vecina orilla" o "Montevideanos".
Última aparición pública
En su última aparición pública, en diciembre de 2007, Benedetti fue condecorado con la Orden Francisco Miranda por el presidente venezolano, Hugo Chávez, en la Universidad de la República del Uruguay, aclamado por los cientos de estudiantes que reconocían en el poeta a su bardo nacional.
Chávez reconoció al autor de "Gracias por el fuego" como un icono de la izquierda latinoamericana, por ese compromiso social que reflejó en su vida, con su exilio durante la dictadura uruguaya en Argentina, Cuba y España, y, sobre todo, en su obra.
"La conciencia es la única religión", llegó a decir este crítico de la "gran hipocresía que rige toda la vida política" y de la globalización, a la que llamó "una dictadura indiscriminada, que cada vez conduce más al suicidio de la humanidad".
En declaraciones a Efe en junio de 2002, Benedetti explicaba que si bien "los poetas no tienen capacidad de influir sobre los Gobiernos", sí "llegan al ciudadano de a pie, y a veces sirven para esclarecer una duda, para dar una tímida respuesta a una pregunta que tiene alguien".
REDACCIÓN CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
Con EFE"
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