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Intervención del Senador Robledo para finalizar Audiencia Pública por la Financiación de la Educación Superior

Conclusiones: por la defensa de una educación pública de alta calidad, con cobertura universal y adecuadamente financiada por el estado

Intervención del senador Jorge Enrique Robledo para cerrar la Audiencia Pública “La financiación de la universidad: análisis de los impactos de la Ley 30 de 1992”, Salón Boyacá del Capitolio Nacional, 20 de mayo de 2010.

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Los recursos propuestos por el gobierno son insuficientes. Sin libertad de cátedra, de investigación y de pensamiento no hay avance científico. El gobierno no da unos pesos porque quiera una universidad pública, sino porque no la quiere. Los créditos educativos ocultan que con ellos se niega un derecho. Nos quieren imponer el modelo educativo de la mediocridad, el que se ajusta de manera perfecta a la mediocridad de país que están montando. La importancia de la resistencia civil.

Quienes están aquí en representación de la academia y quienes nos escuchan en sus universidades o en sus casas, hemos llegado al final de este evento. Empiezo agradeciendo muy especialmente a la senadora Gloria Inés Ramírez, quien por alguna urgencia debió ausentarse del recinto y no pudo acompañarnos hasta el final. También muy especialmente a la Federación de Profesores Universitarios, que jugó un papel clave en la organización de la Audiencia y, por supuesto, a la Multiestamentaria Universitaria Nacional, que congrega a organizaciones de estudiantes, profesores y trabajadores de las universidades, por todo el respaldo que nos han brindado.

A manera de conclusión, procedo a hacer unas cuantas reflexiones que no pretenden expresar el pensamiento de todos los que estamos aquí, sino un poco las mías, porque este es un foro que no apunta a sacar una posición detalladamente unificada distinta del tema que nos congrega en defensa de la educación pública y su adecuada financiación, su alta calidad, su cubrimiento universal, etcétera.

Voy a hacer entonces un par de comentarios que nos sirvan para concluir. Primero, en un tono muy cordial, una reflexión que le hacía yo aquí a mi colega, el profesor Gonzalo Arango. Los contenidos de las ponencias dan fe de un alto nivel, pero me queda solo una reflexión y la hago en tono cordial: ¿sí le estamos llegando a la gente? Quienes nos están escuchando ¿sí nos logran seguir lo que estamos reflexionando? O de pronto, si nos ponemos tan ambiciosos en los asuntos primordiales del contenido, en general muy bien planteados, ¿logra seguirnos el auditorio? Sería un tema que les dejaría a ustedes de reflexión, sobre todo para eventos que como este cumplen un papel tan importante en la popularización de las ideas. Estos no son eventos tanto para profundizar la temática, aun cuando también lo sean, sino que deberían ser eventos más para lograr que una ama de casa, un celador de un edificio, que son los que suelen vernos, capten de qué se trata. Simplemente lo dejo como una reflexión, además muy propia de la Academia: aspiremos no solo a decir lo que hay que decir, sino a que se nos entienda.

Oídas las distintas ponencias, queda claro que los recursos que el gobierno está proponiendo mediante la reforma de la Ley 30 son por completo insuficientes. La crisis es supremamente grave. Es una crisis estructural. La plata que se ofrece es como un baldado de agua en un gran incendio, que seguirá después de esta norma, si es que finalmente se aprueba como está o como la presentó el gobierno. Seguirá habiendo un problema financiero gravísimo en las universidades públicas. Es importante dejárselo claro al país y enfatizarlo, porque si no, el gobierno va a continuar engañando a la ciudadanía.

La segunda idea en la que creo que hay también coincidencia es que el sistema está organizado para promover un tipo específico de educación, el de la concepción del uribismo, con la que muchos tenemos muchas divergencias, entre otras cosas, porque aquí todos defendemos la libertad de cátedra y de investigación y de pensamiento en la universidad. Luego nos parece absolutamente inaceptable, y en eso quiero coincidir con el rector Wasserman, de la Universidad Nacional, que tras la carnada de unos pesos se atente contra la soberanía nacional y al final contra la autonomía y la libertad de pensamiento y de cátedra. No los defendemos por un prurito de tipo político. Sin libertad de cátedra, de investigación y de pensamiento no hay avance científico. Terminamos por una u otra vía en instituciones de tipo confesional que son la negación del proceso del conocimiento. En este sentido, la contradicción hay que explicarla a fondo, porque es supremamente grave lo que está planteando el gobierno nacional.

En el tercer gran aspecto señalaría que la propuesta que está haciendo el gobierno puede sonar paradójica: porque darle unos pesos a la universidad es parte de la política de privatización. Miren ustedes las contradicciones. Lo que se viene haciendo es parte de la política de privatización, que no es solo un problema de que haya un peso más o un peso menos, sino un conjunto de cosas. Una universidad pública mal financiada, como lo va a estar aun si se aprueba la Reforma, con unos cuantos pesos más, siempre tendrá que avanzar por el camino de la privatización no solo en lo que tiene que ver con el detrimento de la calidad, propio de la privatización, sino con, por ejemplo, subir las matrículas de los pregrados y los posgrados, particularmente, el déficit en investigación, en bibliotecas, en la calidad de los docentes. En esto no debemos desenfocarnos. Ese es el propósito. Es un poco el símil con que suelo explicar Familias en Acción o los carnés del Sisben: son la carnada que el pescador pone en la punta del anzuelo para poder sacar adelante su objetivo, que no es otro que convertir el pez en pescado. El gobierno no nos da unos cuantos pesos porque quiera la universidad pública, sino porque no la quiere. Miren lo paradójico. De la misma manera que no les da a los pobres Familias en Acción porque los quiera mucho sino porque no los quiere. Solo persigue mantenerlos embobados y desempleados y empobrecidos, y por eso les tira por ahí unos menguados subsidios.

Dentro de esta misma problemática, pienso que hay que hacer un esfuerzo grande para explicar el punto del Icetex. Es lo mismo. Es también la carnada con la cual se impone la privatización. Le dicen a la gente: les damos un crédito del Icetex, y resulta que lo que están haciendo es negándoles el derecho a la educación pública gratuita. Lo que oculta el crédito es que le están arrebatando ese derecho, y el ciudadano termina agradecido porque le quitaron el derecho a tener educación pública gratuita y de alta calidad. Es exactamente al revés de como ellos lo presentan. Hay que enfatizar en este criterio como enfoque general del problema del Icetex. Repito, no lo hacen porque nos quieran, sino porque no nos quieren. No lo hacen para desarrollar al país, sino para no desarrollarlo. Y subrayemos el otro aspecto, también parte de la demagogia, porque por definición los pobres están excluidos del sistema financiero. Un pobre llega a un banco y el gerente llama a la policía, digo yo un pobre de verdad, porque hay clases medias bien trajeaditas y afeitadas a las que tal vez no les pase nada cuando entren a un banco, pero a los pobres de verdad los saca la policía, si es que el perro del celador no les ladra desde la esquina. Esta es la realidad y hay que explicarla con toda franqueza. Y a las capas medias las esquilma el capital. Se aprovecha de esa circunstancia para financiarles, por norma, una educación de mala calidad.

Todo lo anterior debe enmarcarse en el contexto del Tratado de Libre Comercio. Puse un ejemplo que es bueno, el del doctor Antanas Mockus, cuando explica para qué es el TLC con la Unión Europea: para especializarnos, dice él. No para especializarnos en transbordadores espaciales, o en satélites de comunicaciones, o en ingeniería genética, sino para especializarnos, como gran gracia, en flores. No olvidemos que toda la parte compleja de la genética se hace en Europa. Hoy ya eso se está importando. Aquí lo único que le ponemos es esa mano de obra paupérrima, semiesclavizada, de unas mujeres a las que contratan, no por tener los dedos más finos como dice la propaganda, sino porque suelen trabajar más barato y porque están sometidas con mayor rigor en una sociedad como la nuestra.

Y por eso entonces este modelo educativo es el modelo de la mediocridad y el que se ajusta de manera perfecta a la mediocridad de país que nos están montando, un país subdesarrollado y especializado en minería como en los tiempos de la Colonia española, con 70 por ciento de desempleados y subempleados, con concentración de la riqueza a niveles que nos avergüenzan ante el mundo, con Índice de Gini en concentración de tierra rural que ya casi es el peor que pueda concebirse en toda la Galaxia. Esta es la batalla en la que estamos empeñados.

Concluyamos insistiendo en la importancia de la lucha que todo el movimiento estudiantil democrático de las universidades viene haciendo, particularmente contra este Proyecto de Ley. La movilización es la clave. Hay que movilizar a la sociedad entera, a los estudiantes, a los profesores, a los trabajadores, en defensa de la educación pública y de las concepciones en las que en general coincidimos todos aquí. Movilización en el trámite del Proyecto de Ley, movilización de distintos tipos y, sobre todo, movilización civil, democrática, civilista. Es la fuerza del número, además de la fuerza de nuestras razones, lo que nos terminará dando la fuerza suficiente para sacar adelante nuestros puntos de vista.

Termino agradeciéndoles nuevamente en mi nombre y en el de la senadora Gloria Inés Ramírez, del Polo Democrático, su asistencia a todos ustedes, a los ponentes, a quienes nos acompañaron, a todos los colombianos que nos han escuchado en distintos sitios. Y por último, al Congreso de la República, al Canal Institucional y al Canal del Congreso, por las facilidades que nos han prestado.

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¡No a las bases militares gringas!



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