EL APOCALÍPSIS DE LA EDUCACIÓN

Muchos tenían razón, pero sólo unos cuantos entendieron que aquellos alborotos de unos movimientos estudiantiles eran los gritos verídicos y anticipados de la agonizante educación pública colombiana, y ahora cuando se encuentra en estado terminal, la palanca de reversa se ha quebrado y esto es solo el inicio de un final apocalíptico y premeditado.

Han sonado las trompetas de los 7 ángeles del apocalipsis, haciéndonos saber que la privatización nos rodea y que las opciones de escapatoria escasean, ¿Y cuáles son aquellas señales? ¿Qué nos trae cada ángel?

1. Revolución educativa de Álvaro Uribe

2. Incongruencias en la ley de transferencias

3. Paros generales Universitarios

4. Aumento de recursos propios y menos recursos del Estado

5. Plan nacional de desarrollo de Santos 2010-2014

6. Visión Colombia 2019

7. Proyecto de Reforma a la ley 30 o Nueva ley de educación superior

Ante todos estos hechos y señales los demonios acechan nuestra universidad con tenues disfraces, que en medio de actos parafernalios exclaman y exigen CALIDAD a viva voz, reforzando las sombras que rodean el futuro sin forma de nuestra educación ¿Y por qué futuro sin forma?

Para hallar respuesta a esto, debemos responder primero ¿Cómo es posible concebir una educación sin garantías? Ante esto los docentes son otros personajes de este cuento caótico, pues aquellos docentes que no cuenten con un doctorado, como mínimo una especialización, difícilmente tendrán cabida en las instituciones. Nos guían hacia la venta disimulada de los ideales universitarios, cayendo en el estudio a favor de ciertos intereses, empresariales, lo que debería hacernos preguntar también sobre los títulos que recibiríamos, o incluso los cartones que recibiremos en nuestra graduación (que muy posiblemente se caracterizarán por los logotipos y los colores vivos de las empresas que puedan financiarnos).

Para no llegar a crear más pánico, aparte del ya que tenemos, sería bueno que tuviéramos en cuenta la mirada de nuestra querida ministra de educación, quien muestra su definición de la calidad como privatización y retroceso de la educación como tal, lo que hace más preocupante la necesidad de saber cuál es la definición que ella tiene frente a lo que es la educación.

Así, con este panorama sepultural no valdría la pena hablar de rezos y arrepentimientos ante el fin del mundo de la educación pública colombiana, sino que es preciso llamar a todas los universitarios, padres de familia y profesores a la toma de decisiones y acciones ante la caída paulatina de la educación como la conocemos, que ante nuestros ojos y sin que hiciéramos mucha oposición pasó a tener como prioridad la venta de servicios (así como ocurrió con la salud) antes de fijarse en la verdadera calidad.

RED ESTUDIANTES COLOMBIA

7 ABRIL 2011

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