Documento de la Asamblea General de Estudiantes
En defensa de la democracia, nuestro futuro y la educación.
Los estudiantes de la Universidad
Tecnológica de Pereira, reunidos en su máximo espacio de decisión, hemos resuelto
declararnos en suspensión de actividades académicas hasta que el señor Rector de
la Universidad, Ingeniero Luis Enrique Arango Jiménez, renuncie a su cargo o el
Consejo Superior lo destituya; esto dando lugar a la elección de un nuevo Rector,
el cual exigimos sea elegido por los estamentos de la Universidad Tecnológica,
“estudiantes, profesores, trabajadores y egresados” por voto directo y que se
nos garantice que la persona electa sea ratificado y que este mecanismo se
mantendrá de forma permanente para la elección de nuevos rectores por el
Consejo Superior Universitario.
Para evitar que en la universidad
se vuelvan a repetir situaciones tan tristes como las que actualmente vivimos,
consideramos que decisiones tan importantes como la elección del Rector no
pueden limitarse a la voluntad de tan solo nueve personas que integran el Consejo
Superior Universitario, sino que dicha elección debe ser el resultado de la
participación directa y democrática de los más de 45 mil miembros que tiene
nuestra comunidad universitaria, respetándole a ésta el derecho de elegir y ser
elegido, valiosa premisa que desde la existencia de nuestra vida republicana ha
sido un baluarte de civilidad para nuestra sociedad.
La jornada que hoy nos convoca no
se sustenta sólo en el reclamo único del ejercicio de la Democracia sino
también en la pérdida de los objetivos fundacionales de la universidad pública
colombiana como son la Investigación, la
Docencia y la Extensión, que son
preocupación reiterativa entre los estamentos universitarios. Estos principios
que consolidaron a la educación como principal vía para reducir y superar la brecha entre los que más tienen y
los desposeídos, como fórmula para acabar con la pobreza y el subdesarrollo de
nuestro país, se encuentran hoy alterados y acomodados a otras lógicas no
propias de la academia y el interés de las mayorías nacionales. Esta
preocupación nos lleva prestos a revivirlos y a recrearlos.
En la Universidad Tecnológica de
Pereira, desde la rectoría de Arango -electo e inamovible desde 1999-, se
crearon los programas de operación comercial, conocidos como “Jornadas
Especiales” -un hibrido que no se conoce en ninguna otra universidad pública
del país-, los cuales trasladan el costo de la educación a las familias de los
estudiantes y desentiende al Estado de dicha responsabilidad bajo el eufemismo
del equilibrio financiero. Esto ha generado una enorme brecha entre quienes
todavía se encuentran bajo el amparo del maltrecho manto de los programas
subsidiados por el Estado, y quienes derivan todo el peso de su educación en su
capacidad económica. Por lo anterior reiteramos nuestro firme compromiso con la
igualdad, exigimos que ante derechos iguales los estudiantes recibamos un trato
igual; queremos oportunidad de educación para todos, y para lograr eso,
exigimos el desmonte del modelo de operación comercial en la universidad, que
implica que todos los programas vuelvan al sistema tradicional de financiamiento
por parte del Estado. Es necesario garantizar a quienes han estado bajo la
lógica de estos programas de operación comercial los mismos derechos de los que
hoy gozan los estudiantes de los programas financiados por el Estado, es una
premisa inmodificable. Si queremos avanzar como sociedad hacia el desarrollo, es
necesario romper con las barreras económicas para el acceso a la educación; por
eso vamos por la gratuidad de la educación en la universidad, sin distinción
entre los estudiantes; decimos no a esas matriculas que lo único que marcan es
la imposibilidad del acceso a la educación.
El ascenso a la administración de
la universidad por parte del Señor Rector Luis Enrique Arango ha estado viciada
por un manejo acomodado de las normas de la Universidad a sus intereses
particulares y los de sus respectivos escuderos de turno; no solo ha muerto el
derecho a elegir al Rector a razón de sus constantes reelecciones a puerta
cerrada, sin el concurso de los estamentos universitarios y sin la
participación de otros posibles candidatos, sino también el derecho a escoger a
nuestros Decanos, ya que en su administración se redujo la participación de los
estudiantes, egresados y profesores para elegir Decanos, y se trasladó un muy
significativo porcentaje del poder para la elección de los mismos al Consejo Superior
Universitario, el mismo organismo que designa y reelige al Rector. Las máximas
autoridades académicas de las Facultades, es decir, los Decanos deben responder
al criterio de quienes hacen parte viva de los programas y por ello su elección debe retornar íntegramente a los
estamentos universitarios, y no ser una apropiación más del Rector, que decidió
asumir todos los poderes en un sistema autocrático contra los docentes,
estudiantes y trabajadores. Creemos que cada facultad debería dirigirse por los
criterios académicos propios del espíritu universitario y no desde la rectoría,
creemos en ese principio que dice que toda comunidad debe elegir a sus
gobernantes.
La calidad en la educación se
mide para nosotros, entre otras cosas, por las condiciones de trabajo en las
aulas y sitios de práctica, que redundan en el nivel de sus egresados, y no por
la simple capacidad desmesurada de absorber estudiantes, es decir, por el aumento
de la cobertura, como lo plantea el señor Arango. Las consecuencias de esta
concepción de “eficientismo” aplicado a la Educación Superior convirtió a la universidad
en una comunidad hacinada: se implementó una política de crecimiento desmedido,
y decimos desmedido, porque esta administración dio apertura a nuevos programas
sin condiciones adecuadas y aumentó el cupo en los programas existentes,
mientras mantenía en sus condiciones iniciales o en un crecimiento bastante
inferior la infraestructura, la planta docente, los recursos educativos y
tecnológicos en la Universidad. Se hacen evidentes las consecuencias del modelo
al encontrarnos una biblioteca que no cumple ni con el 50% de los requisitos mínimos
para funcionar, y una deficiencia casi absoluta en el acceso a las tecnologías
de la comunicación; entre otras falencias tenemos los laboratorios, espacios de
práctica, aulas de clase, espacios deportivos, etc. Se necesita una política
que garantice las condiciones adecuadas para los educandos, para que esta
universidad le brinde profesionales bien formados a Colombia como alguna vez lo
fue nuestro objetivo inicial.
Las falencias son evidentes en
aspectos como la reducción absoluta y relativa de profesores de planta con
respecto al número de estudiante; además tenemos la carencia de garantías de calidad
para el desarrollo de la actividad docente, como son la estabilidad laboral,
facilidades para continuar con su formación académica, tiempo remunerado para
investigación, entre otros, lo que a su vez ha ido de la mano con el aumento
irresponsable de docentes de cátedra o transitorios, los cuales no todos
ingresan a la universidad por meritocracia, sino por un manejo clientelista de
las plazas docentes impuestas desde el Consejo Académico que dirige el Rector.
El panorama laboral se hace más dramático con el aumento desmedido de los docentes
de cátedra con contratos indignos, que implican una mala remuneración y con una
afiliación bastante precaria al sistema de seguridad social en forma parcial, lo
que está en gran contradicción con el enorme aumento salarial a través de
primas técnicas en las directivas universitarias. Recurrimos a principios tan
básicos como el respeto al estatuto docente, a una actitud profundamente académica
que busque la contratación de docentes de calidad, con contratación estable
como profesores de planta, recurriendo a los concursos públicos de mérito
académico, para poder hablar de calidad en la Educación. No aceptaremos menos
que una política de contratación de docentes de planta, con concursos claros y
donde se contrate el mejor posible.
Queremos una universidad para la
enseñanza y la investigación. No queremos una universidad -empresa-, que
contraríe los objetivos que debe tener
como centro de Educación Superior Estatal o que riña directamente con la idea
formulada por sus fundadores; hoy nuestra comunidad universitaria se siente avergonzada
por la mutación de los destinos de los recursos destinados para la formación de
las próximas generaciones, tal es el caso del proyecto empresa del señor Arango
mal llamado “Alma Mater”, del cual ya varias universidades se han retirado por
sus manejos poco claros, manejos que conllevaron a la sanción de su director
quien había sido la mano derecha del Rector en una serie de procesos
irregulares de esta mal llamada red de universidades públicas, y que le acarreó
una sanción de 10 años por parte de la procuraduría para contratar con el Estado.
Queremos una universidad de la cual nadie pueda dudar, no queremos que la
reputación de nuestro segundo hogar este en entredicho, como lo están
diferentes instituciones del país por contratos con trasnacionales mineras,
donde ya están presentes y ágilmente maquillados los vicios de contratación
estilo Alma Mater en nuestra universidad; por eso nos planteamos también como
objetivo el retiro de nuestra universidad de dicho proyecto.
Los errores administrativos los
contamos como árboles en el bosque; desde hace más de 5 años los estudiantes
venimos planteando los problemas de la universidad sin conseguir soluciones a los
mismos, o mucho menos haber logrado la concertación para la solución a dichos
problemas por parte de Arango y sus funcionarios; nuestra universidad se volvió
el mejor sitio para montar negocios que para nada benefician la academia, sino
que antes la destruyen, como es el
proyecto del “ILEX”, Instituto de Lenguas Extranjeras, el cual no llena nuestras
expectativas de calidad, que brinda cursos sin tener ni la capacidad locativa y
profesoral para que los estudiantes puedan aprender una segunda lengua que en
la actualidad cada profesional necesita, pero que sí se ha convertido en un
objeto de alto costo para los estudiantes, y un lastre que retiene a cientos de
estudiantes en espera de sus grados por no tener la forma de poder cumplir este
requisito debido al desorden administrativo que impera en dicho instituto. A
pesar de que ya hemos escuchado por radio al Rector negarse a contemplar
cualquier tipo de reforma al ILEX, los estudiantes de la UTP queremos un
departamento de idiomas que haga parte de la universidad, que brinde realmente
cursos de calidad, que esté acorde con las realidades académicas y de recursos
que posee la universidad y que brinde salarios dignos para los maestros de
dicha institución.
Para construir esa universidad
que llamamos en democracia, esa universidad que su producto final sean
profesionales que además de ser capaces de competir en cualquier mercado
laboral también tengan visión de país, que forme a los ciudadanos que sean
partícipes en la solución del atraso y la superación de la pobreza de nuestro
país, también reclamamos una política real de bienestar universitario, un bienestar
que permita que a la universidad lleguen los hombres y mujeres que posean los
méritos intelectuales para estar en ella y no simplemente los que la puedan
pagar; nuestra universidad pierde cada año cientos de estudiantes por falta de
recursos para mantenerse en ella, no estamos cumpliendo con el deber de formar
a los mejores, estamos es formando solo a los que pueden pagar, y en esta
sociedad debe imperar tanto el mérito académico como la equidad social.
Mientras nosotros pedimos que se premie
la excelencia, el Rector Arango elimino las matrículas de honor, exoneración
del pago de la matrícula a todo estudiante que alcanzara un promedio de 4,3 en
sus notas, así son las políticas de quien dice ser irónicamente un defensor de la
calidad académica.
Para nosotros es claro que ninguno
de los puntos expuestos anteriormente dependen de la ley o de las políticas
presupuestales del Estado; son simplemente el resultado de las políticas
implementadas por Arango en alianza con una clase política que subsiste a costa
de los recursos de la universidad. Todas estas situaciones son el reflejo de
como él maneja la universidad a su antojo, donde la universidad es pensada como
un negocio de lucro en detrimento de su excelencia académica; la capacidad de
crítica de la universidad, que es parte de la razón de ser del alma mater, se
ha visto fuertemente afectada por los criterios clientelistas con que se maneja
la contratación de los docentes, los mecanismos de control interno son
obsoletos, mientras se restringen las posibilidades de participación para
estudiantes, profesores y trabajadores. Por lo tanto no puede seguir siendo Luis
Enrique Arango el que decida el rumbo de la universidad que atañe a toda la
comunidad.
Por lo mismo pedimos garantías y
respeto para con este movimiento estudiantil que ha hecho uso de sus derechos
constitucionales y en paz, que defiende cada día en las diferentes sedes de la
universidad su derecho a la resistencia, mientras el señor Rector ha iniciado
procesos disciplinarios y ha sancionado con expulsiones hasta de un año, pena
máxima de nuestro reglamento estudiantil, a los líderes estudiantiles por
ejercer su derecho a pensar diferente; no queremos más procesos disciplinarios
ni expulsiones por pensar diferente a los políticos que hoy gobiernan nuestra
universidad.
En defensa de nuestro futuro, en
respaldo a las generaciones que están por venir, y en ejercicio del derecho de
tener una educación con calidad, son las situaciones expuestas las que nos
llevan a solicitar la renuncia al señor Luis Enrique Arango Jiménez, y llamamos
al Consejo Superior que asuman su responsabilidad con la actual crisis de la
universidad con la destitución del señor Rector, así mismo exigimos al Consejo
Superior llamar a una elección de un nuevo Rector en un plazo perentorio bajo
el mecanismo de elección popular entre los diferentes estamentos de la universidad
y que el mismo Consejo avale y nombre como Rector a quien resulte electo en
dicha votación. No hay más democracia que cuando todos sus ciudadanos pueden
participar y no hay gobierno más democrático que aquel que se esmera en que así
sea.
Invitamos a toda la comunidad
Pereirana y Risaraldense a que acudan en defensa de la educación de sus hijos
que hoy se ve en peligro con el señor Arango.
No estamos en paro indefinido,
estamos en paro hasta que el señor Rector Luis Enrique Arango renuncie, o el Consejo
Superior lo destituya, no somos nosotros los que ponemos en peligro la
academia, es el señor Rector al demorar su renuncia y el Consejo Superior al no
destituirlo, esto para crear un ambiente adecuado para discutir los puntos que
debemos debatir y corregir con el Consejo Superior y que permitan recuperar la
democracia y la calidad académica.
Caminaremos el camino que
tengamos que recorrer, daremos las luchas que tengamos que dar, no es un una
universidad la que estamos luchando, es un país el que queremos ganar.
Representantes Estudiantiles,
Coordinadora Estudiantil, Asamblea General de Estudiantes.
Documento elaborado por la asamblea general de estudiantes de
la universidad tecnológica de Pereira, el dia 18 de septiembre de 2013.
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