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Tendencias en Colombia: Universidades Corporativas, por Franquicia y Transnacionales

LA UNIVERSIDAD EN EL SIGLO XXI
(Tres Fragmentos)

Leopoldo Múnera Ruiz

Primer fragmento:

LA DIVERSIFICACIÓN INSTITUCIONAL GLOBAL

La estructura general de la educación superior está siendo transformada desde finales del Siglo XX. La imagen de una pirámide que tiene en el ápice a la universidad moderna o clásica y que luego va descendiendo hacia otro tipo de instituciones, como las técnicas o las tecnológicas, y de instituciones sin ánimo de lucro dedicadas a la generación, transmisión y difusión del conocimiento académico se está resquebrajando por diferentes partes.

Desde la empresa privada y el mercado del servicio de la educación superior se han ido formando otro tipo de instituciones que están en pleno desarrollo y amenazan la hegemonía de las instituciones educativas inspiradas en la autonomía del saber académico. En el lenguaje de la educación superior cada vez tienen más presencia las empresas transnacionales, las universidades corporativas o las instituciones por franquicia, las cuales apenas comienzan a hacer presencia en países como Colombia.

Las empresas transnacionales de educación superior, que como su nombre lo indica funcionan persiguiendo un ánimo de lucro dentro del mercado global educativo, han ido penetrando los países latinoamericanos que primero suscribieron los tratados de libre comercio con los Estados Unidos. En el caso mexicano, Roberto Rodríguez Gómez les ha seguido la pista. De acuerdo con él, una de estas corporaciones dedicadas al negocio de la educación superior, la Laureate Education Incorporation, realizó a 31 de diciembre de 2006, ventas netas por una suma equivalente a U$ 1.145.761.000 (mil ciento cuarenta y cinco, setecientos sesenta y un millones de dólares), es decir aproximadamente 23 billones de pesos, o 23 veces el presupuesto anual de la Universidad Nacional de Colombia.

Asimismo, sus ganancias netas fueron de U$ 105.620.000 de dólares, aproximadamente 211.240.000.000 (doscientos once mil doscientos cuarenta millones) de pesos. Su rentabilidad entre 2003 y 2006 dobló el promedio del índice NASDAQ (es decir del índice del mercado electrónico de acciones en los Estados Unidos) y fue un cuarenta por ciento superior a las de otras empresas educativas, cuyo ámbito de funcionamiento está restringido a los Estados Unidos y Canadá (Apollo Group, Career Education, Corinthian Colleges, Dvry, Education Managment, ITT Educational Services y Strayer Education). En otras palabras la apertura al mercado educativo que realizaron Chile y México y las exenciones fiscales de las que gozan en estos países las han convertido en una de las inversiones más rentables dentro del mercado de servicios[1].

Como lo anota Rodríguez esta empresa funciona como una red transnacional de instituciones de educación superior, inimaginable hace tan sólo treinta años: en agosto de 2007 incluía 24 instituciones en 15 países. Dentro de estas instituciones, una sola de ellas, la Universidad del Valle de México se convirtió en sólo seis años y medio en la segunda universidad privada de México, pasó de tener 13 sedes y 30.000 mil estudiantes, en el 2000, a tener 29 sedes y 80.000 estudiantes en el 2007, acercándose así a la primera institución privada, el tradicional Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, que tiene 90.000 estudiantes y 33 sedes.

La forma de operación de este tipo de empresas es sencilla y no necesita de grandes reformas institucionales, simplemente de la liberación del mercado de la educación y su apertura hacia empresas con ánimo de lucro. Normalmente compran instituciones ya acreditadas y con programas aprobados, realizan en ellas los ajustes necesarios para garantizar la rentabilidad económica y orientan su formación hacia el mercado laboral, las nuevas tecnologías de la información y la formación bilingüe. Dice Rodríguez: “En general, las decisiones de compra o asociación de instituciones por parte de Laureate se basan en criterios tales como el nivel de consolidación académico logrado, el potencial de crecimiento local y regional, la existencia de vínculos y relaciones con otros sectores, así como las posibilidades de participación en la red universitaria. Las unidades participantes mantienen sus esquemas curriculares originales, aunque se responsabilizan de desarrollar criterios de la red tales como: formación orientada al empleo, conocimiento de inglés e informática. Aunado a lo anterior, las instituciones se comprometen a apoyar a los estudiantes en la búsqueda de colocación profesional, así como brindar opciones de movilidad internacional en el marco de la red.

Asimismo, varias de las escuelas y universidades afiliadas cuentan o están procesando opciones de “doble titulación” mediante alianzas con instituciones del corporativo o con otras universidades”[2].

Como puede observarse en este ejemplo ilustrativo, las empresas transnacionales constituyen un primer caso de diversificación institucional, en el cual el sentido de la educación superior es definido por las lógicas de los mercados financiero y de servicios y por la integración funcional en los procesos laborales y productivos. No obstante, las empresas transnacionales de educación superior no están solas en este nuevo escenario, tienen la competencia de otro tipo de instituciones de reciente aparición, las denominadas universidades corporativas o universidades de empresas; es decir los centros de educación superior vinculados orgánicamente con empresas de diferente tipo, normalmente transnacionales, aunque también con empresas nacionales, que van transformando totalmente el panorama educativo en el mundo: dentro del ámbito de la educación superior cada vez tienen más presencia en el mundo instituciones como las universidad de Motorola, Disney, Malboro, Coca Cola, General Motors, Lufthansa, Shell, American Express, Microsoft, para sólo citar algunas. En Colombia, específicamente en el área de la salud, Colsanitas empieza a marcar la pauta. La relevancia de estas instituciones podría parecer anecdótica si la amplia bibliografía que hay al respecto no hubiera mostrado la importancia del fenómeno, desde los trabajos pioneros de Meister y Fresina[3], a finales del siglo pasado, pasando por los de Taylor y Paton, a comienzos de este siglo[4], hasta el libro provocador de Hayes y Winward, titulado la McDonaldización de la educación superior[5].

En un trabajo anterior[6] habíamos anotado que estas instituciones no buscan ni siquiera el reconocimiento estatal y que en general sirven para calificar directamente una mano de obra más barata y más funcional al capital. Su acelerando incremento es evidente, de las 400 que registraba Meister en 1988, hemos pasado más de 2000, según los cálculos datos de Firgoa[7], y autores como Morrison y Hirtt[8] calculan que en el 2010 superaran en número a las universidades clásicas en los Estados Unidos y en el mundo, respectivamente. Los objetivos de las llamadas universidades corporativas son claros dentro de una estrategia ampliada de recursos humanos, pretenden incrementar la eficiencia de la fuerza laboral mediante una mejor adaptación práctico-cognitiva al proceso productivo, generar procesos de transformación institucional y laboral que puedan ser controlados, y aprovechar institucionalmente la innovación proveniente del mundo de trabajo mediante la orientación corporativa de la capacidad creativa de los trabajadores que se hace evidente en la formación y en la investigación directamente aplicada[9].

Finalmente, las universidades por franquicia implican la desterritorialización y dualización de programas que se ofrecen en el denominado primer mundo para adaptarlos a las necesidades del denominado tercer mundo, mediante la autorización de la universidad madre, sin que la mayoría de las veces conserven la calidad de los programas académicos ni la integración entre las diferentes funciones asignadas a la universidad clásica. En términos generales representa formas claras de neocolonialismo cultural, en virtud de las cuales, se utiliza el prestigio y el nombre de una universidad europea, asiática, estadounidense o australiana para entrar con algunas ventajas comparativas en el mercado de la educación superior.

La emergencia de estos tres tipos de instituciones obedece a la confluencia de tres tipos de procesos en el campo de la educación superior: la mercantilización global de la educación como un simple servicio educativo, las necesidades de adaptarlo a las transformaciones del proceso productivo y de trabajo, y la banalización del sentido del saber académico y científico en las sociedades contemporáneas. La mercantilización global del servicio educativo tiene como supuesto la consideración de que la educación es simplemente un bien cultural que puede ser suministrado indistintamente por proveedores públicos y privados de acuerdo con normas que garanticen la libre competencia y la intervención excepcional del Estado en los ámbitos que no pueda cubrir la empresa privada. Por consiguiente, el sentido de la educación como generadora de valores y capacidades culturales, fuente de pensamiento crítico y momento de auto-observación de una sociedad es explícitamente desconocido y sucumbe ante el sentido, implícito o explícito, impuesto por la adaptación al mercado y a los procesos productivos que siguen el rumbo demarcado por el espíritu empresarial, la acumulación de capital y la libre competencia con los menores niveles de regulación.

Las necesidades de adaptación al proceso productivo, que serán analizadas más adelante, implican una re-significación social del conocimiento académico y científico en las sociedades contemporáneas y una transformación concomitante de la fuerza laboral para responder a relaciones de producción donde el trabajo material y vivo queda cada día más supeditado al desarrollo técnico y tecnológico.

Finalmente la banalización del sentido del saber académico y científico se presenta como resultado de la imposición de un pragmatismo cognitivo en virtud del cual la educación queda reducida a ser un medio aparentemente neutro, bajo la forma de las competencias laborales o académicas, abierto a una pluralidad de sentidos que sólo pueden ser definidos por los sujetos individuales. Curiosamente, como con claridad lo ilustra el discurso Claudio Rama, director en el año 2005 del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), esta banalización del sentido en función del mercado y de los procesos productivos dominantes, se hace en nombre de la apertura nacional hacia el mundo, del multiculturalismo y del desprecio y la ridiculización de las identidades nacionales, regionales o locales: “Sin embargo, desde un episteme planetario de la educación, se está poniendo en discusión la cohesión social y el rol de la educación en ese proceso a escala de las Naciones independientes. Uno de los epistemes de la educación fue su rol central en la construcción de los estados Nacionales, en la repetición de los himnos, las historias patrias, las banderas, las lenguas y las geografías, en el marco de sociedades cerradas. Anteriormente la cohesión social y la unidad nacional se soportaban en la escuela nacional y la homogeneidad cultural, y las narrativas de Sarmiento, Varela, Vasconcelos, o Prieto Figueroa, que eran la expresión intelectual de las nacionalidades e identidades nacionales. La construcción de la solidaridad social estaba asociada a esta cohesión social y la educación era el eje de su construcción de igualdad de oportunidades.

“La homogeneización educativa ya no es el piso de las sociedades, que comienzan a convivir con una diversidad híbrida de infinitos culturalismos y que ha vuelto utópico o totalitario el intento de construir algo más que una borrosa identidad más o menos artificial de comidas típicas y equipos deportivos. La construcción de una sociedad planetaria, la convivencia con el multiculturalismo, no logra expresarse en las escuelas, ni en las Universidades, y parecería que no se conformará como la suma de homogeneidades nacionales, sino como expresión de sociedades abiertas, sin bases comunes de cohesión nacional, sino como parte de multiculturalidades mundiales en sistemas democráticos”[10].

No obstante, son precisamente las comunidades que han construido sus identidades en los ámbitos locales, regionales y locales, es decir, las reales fuentes del multiculturalismo que utilizan los pregoneros de la globalización, quienes tienen el reto de definirle un nuevo sentido a la educación superior, de acuerdo con los desafíos que implican los múltiples procesos de globalización económica y cultural. La supresión del debate sobre el significado y la orientación que le debemos dar en nuestras sociedades a la educación superior, en función de supuestos imperativos prácticos de adaptación acrítica al mundo global o de discursos que pregonan el carácter valorativamente neutral y técnico de la educación, sólo esconden los intentos por imponer el sentido implícito que conlleva el mercado y la acumulación de capital globales, con sus instituciones transnacionales, corporativas o por franquicia. En nombre de un sentido oculto se banaliza la discusión sobre le sentido social de la educación superior; y en nombre de la apertura se inhibe la regulación de la prestación del servicio educativo y su sometimiento a los patrones culturales definidos por las comunidades académicas y por el conjunto de nuestras sociedades.



[1] Rodríguez Gómez Roberto, Presente y Futuro de la Universidad Transnacional en México, en: Campus Milenio, N°s.235,236 y 237, México: 9, 16 y 23 de agosto de 2007, respectivamente. En medio electrónico los artículos pueden ser consultados en las siguientes páginas:

http://www.campusmilenio.com.mx/235/ensayos/reportaje_ensayos.php;

http://www.campusmilenio.com.mx/236/ensayos/universidad.php;

http://www.campusmilenio.com.mx/237/ensayos/universidad.php.

[3] Meister, J.C. (1998): Corporate universities: lessons in building a worldclass work force. Nova York: McGraw Hill y Fresina, A.J. (1997): “The three prototypes of corporate universities”, Corporate University Review, Xaneiro-Febreiro. (http://www.ekw-hrd.com/pdf/3_Prototypes.pdf). Ver también la entrevista con Jean Meister en: Morrison, J.L. (2000): “Corporate Universities: An Interview with Jeanne Meister”, Vision, University of North Carolina, Chapel Hill, North Carolina, xullo-Agosto. (http://horizon.unc.edu/TS/vision/2000-07.asp).

[4] Taylor, S & Paton, R. (2002): Corporate Universities: Historical development, conceptual analysis and relations with public sector higher education. Paper prepared for the Observatory on Borderless Higher Education. (http://www.obhe.ac.uk).

[5] Hayes Dennis & Winward Robin, The McDonaldization of Higher Education, London, Greenwood Press, 2002.

[6] Múnera R, Leopoldo (2005), “Hacia dónde va la Universidad Pública”, En: Le Monde Diplomatique (Edición Colombia) N° 37, Bogotá, pp. 4-7.

[7] Marco Xeral de Firgoa, 4.2 Universidades corporativas, En: http://firgoa.usc.es/drupal/node/2466

[8] Morrison, Op. Cit y Hirtt, Nico, “En el norte como en sur, la ofensiva de los mercados en la universidad”, En upinión N° 8, periódico virtual de profesores y profesoras de la Universidad Nacional de Colombia, agosto de 2004, http://www.upinión.org/10/nortesur.htlm

[9] En este sentido, aparte del texto de Fresina ya citado, ver: Rademakers, M. & Huizinga, N. (2000): “How Strategic is Your Corporate University”, En: The New Corporate University Review, vol. 6, núm. 6, nov-dec. (http://www.traininguniversity.com/). Una síntesis de estos análisis en el Marco Xeral de Firgoa citado con anterioridad.

[10] Rama Cludio, “Ponencia presentada en el Seminario Internacional: La Universidad hoy: desafíos y oportunidades”, ORUS, Caracas 27-29 de septiembre de 2005, En: http://firgoa.usc.es/drupal/node/27701


FUENTE: Documento de Trabajo Nº 1. Debate Sobre la Educación Superior. Mesa de Trabajo en Educación Superior. Planeta Paz. Bogotá. 2007

2 comentarios:

  1. Carajo y se ve que nadie lee esto. Son estos los temas que tenemos que tener presentes en las asambleas en vez de estar recurriendo siempre a los mismos medios. Terrible y oscuro se ve el futuro, ¿cuando es que nos vamos a unir para detener lo que se viene?

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  2. Me parece que la persona que ponia el comentario anterior tiene en parte razón, debemos empezar a mostrarle a los estudiantes hacia donde va la universidad y cuales son los pasos que estan dando para llegar a ella.
    Debemos empezar a generar unos espacios de discusión política y académica con la comunidad universitaria y no encerrados en los salones sino en espacios mucho más abiertos que permitan que muchas más personas se enteren y participen de estos espacios.

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