Crónica desde la resistencia
Un elefante que camina
Tras casi 40 kilómetros de caminata y más de cien en buses y trasbordos, dejamos atrás las montañas cafeteras para finalmente alcanzar a los estudiantes marchantes en el pueblo de El Espinal, un sitio donde las temperaturas llegan cotidianamente a los cuarenta grados. A mediodía hasta las piedras aúllan de calor. La marcha que empezó con apenas tres decenas de muchachos ahora ronda las 300 personas; dos delegaciones pequeñas de la Universidad de Caldas y la Universidad Nacional se unieron desde la ciudad de Manizales. En la ciudad de Armenia hubo un recibimiento efusivo dentro de la Universidad pero su delegación es la más pequeña: sólo un marchante.
Los caminantes remontaron a pié el alto de la línea, que alcanza casi los tres mil metros, para descender a Ibagué donde han estado todo el Domingo y parte del Lunes. En esta ciudad se ha sumado la delegación más grande que ronda un centenar de estudiantes de la Universidad del Tolima. Fue en este claustro donde el paro universitario se inauguró con una jornada de disturbios muy fuertes saldados con tres decenas de detenidos e incontables heridos; además de la delegación de caminantes a Bogotá la Universidad del Tolima sumará 8 buses el 10 de Noviembre directamente a la capital. Otro grupo de caminantes se acerca a Bogotá por otra vía con jóvenes de las Universidades de Antioquia y Nacional de Medellín, que partieron días antes que el grupo de Pereira.
Desde el pueblo de El Espinal hemos llegado Girardot, ciudad rivereña del río Magdalena donde hay una sede de la Universidad de Cundinamarca. Los estudiantes hablan de un resurgir actual del movimiento estudiantil luego de que practicamente desapareciera desde los primeros años del gobierno Uribe, cuando las persecuciones de los paramilitares y el asesinato de uno de sus líderes desarticuló todos los procesos organizativos. Medio centenar de estudiantes de la carrera de enfermería han estado al tanto del recibimiento y alojamiento de los caminantes. También se ha sumado una delegación de esta Universidad y se espera otra más numerosa que se sumará el 9 de Noviembre en Fusagasugá, un paraje a 50 kilómetros de Bogotá donde arriba la marcha al momento de escribir estas líneas.
La movilización camina, lentamente pero camina. Vibra, palpita con la energía de la juventud que no parece preocuparse mucho de los semestres académicos que se dan por perdidos ni de la Ministra ciega y sorda ante la realidad, insistiendo en echar más fuego al inconformismo estudiantil. Todos tienen la firme convicción que el jueves 10 de Noviembre los estudiantes llenaremos la Plaza de Bolívar en la capital.
Por ahora nos espera una noche en Fusagasuga y un largo ascenso hasta la capital; la marcha se compone de delegaciones de las Universidades de Caldas, Nacional de Manizales, Tecnológica de Pereira, Tolima, Quindío, y Cundinamarca. Además van cuatro perros callejeros que siempre acompañan las protestas en Ibagué; un elefante con las siglas UT (U. del Tolima) que representa la voluntad inquebrantable del movimiento de arrollar y pasar por encima de la reforma; un niño y un anciano que decidieron sumarse y hasta dos chicas del País Vasco que están de intercambio en Girardot y que portan una pancarta en solidaridad con los presos Políticos Vascos.
Camilo de los milagros
excelente organización...es hora de que el pueblo Colombiano despabile y se de cuenta que es el gobierno al servicio del pueblo y no el pueblo al servicio del gobierno....
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